“Los estudios prospectivos están demostrando gradualmente a los psiquiatras el hecho sorprendente de que la mayor parte de la psicopatología que se observa en el alcohólico es el resultado y no la causa del abuso del alcohol. En otras palabras, el alcoholismo es el caballo y no el carro de la enfermedad mental” (Vailant, 1983). Los pacientes adictos o que presentan abuso de sustancias, no suelen responder a los terapeutas grupales pasivos y que tienden a contener las emociones del paciente, ni a estrategias que no impliquen una buena dosis de gratificación apoyo y capacidad de respuesta. Esto no implica que el terapeuta deba gratificar a los pacientes y al grupo de manera infantil. Sería contraproducente, pues alimentaría el narcisismo de los miembros del grupo y sus expectativas de gratificación inmediata.
La tarea del terapeuta grupal consiste en asegurarse que los pacientes mantengan la abstinencia, a la vez que se les ofrece la oportunidad de experimentar, dentro de la seguridad que les ofrece el grupo, un grado de ansiedad y frustración suficiente para que emerjan sus patrones desadaptativos y destructivos característicos. Al mismo tiempo, se requiere un grado adecuado de apoyo y gratificación que evite el “acting-out” dentro y fuera del grupo, (abandonando el grupo o recayendo en el consumo para poder manejar o anestesiar las emociones que le producen dolor o malestar) hasta que los miembros del grupo aprenden a afrontar la adversidad y el estrés de forma productiva, sin que les lleve a consumir.

El adicto debe aprender en terapia a escuchar, a aceptar y manejar sus emociones negativas, a posponer el ansia de gratificación inmediata, a superar su intolerancia a la frustración, a suspender su propio criterio, a darle una lectura negativa al pasado y positiva al presente. Así mismo, debe aprender a subir su autoestima y a relacionarse con intimidad y de forma sana consigo mismo y con el entorno. La creación de un clima grupal que favorezca la autocomprensión y la comprensión de los demás, sirve para que el adicto entienda el mecanismo por el que su vulnerabilidad psicológica les conduce al consumo. Hay evidencias fisiológicas comprobadas con pruebas neuropsicológicas y neurofisiológicas que demuestran que durante los primeros meses de abstinencia, los pacientes se encuentran dañados cognitiva y psicológicamente y, por tanto, no pueden responder más que a los componentes más rudimentarios de la terapia. (Flores, 1988) Por ello, se dan dos etapas terapéuticas claramente diferenciadas, en función de los tiempos de abstinencia del paciente: En las etapas iniciales el tratamiento en terapia es casi exclusivamente cognitivo-conductual y técnicas de prevención de recaídas. En etapas más avanzadas, el tipo de terapia utilizado en la recuperación del enfermo adicto es una mezcla de técnicas basadas en la Terapia Cognitivo Conductual, en la Terapia Interpersonal, y Terapia Motivacional, en Técnicas dePrevención de Recaídas, y en Técnicas Psicodinámicas, haciendo mucho hincapié en la Teoría del Apego.